Aun recuerdo aquel día contigo en la playa.Decidimos escaparnos,entre al mar,a otra pequeña playa,buscando un rato de intimidad.
Todo fue idílico hasta que nos dimos cuenta de que la marea había subido.Tu sabías la solución,salir de allí por encima de las rocas.
No hay nada que aterre más a una chica con dos pies izquierdos que tener que ir dando saltos por las alturas.La pequeñez de las rocas tampoco ayudaba.
Tras una eterna travesía sobre las rocas solo un salto nos separaba de pisar la arena de nuevo.Un salto.
Sentí como se congelaba todo mi cuerpo.Pétrea se quedó mi expresión.El único movimiento apreciable era el de las lágrimas de terror cayendo desde mis ojos.Sabía que si me quedaba en aquella posición,de pie,sobre aquella roca,caería completamente desplomada sobre las afiladas rocas que me separaban de la arena.Bueno,afiladas o no,parecían sacadas directamente desde el infierno.
Eras completamente incapaz de ayudarme a bajar de allí y ,mucho más,de comprender lo que me sucedía.Creo que jamás podré experimentar una sensación de inutilidad semejante.
Por mucho que lo intente,soy incapaz de recordar como hice para bajar de allí,pero puedo apostar a que no fue gracias a ti.
Muchos años después de aquel suceso hubo una experiencia que me cambiaría para siempre.
Decidí ir a la ciudad a hacer un poco de turismo.Mis pies me llevaron a "El parque" donde fui ascendiendo,vislumbrando entre la noche la belleza de la ciudad.No obstante,no fue hasta el momento en el que llegué a la cima cuando me di cuenta de la hermosura de aquello.
Coloqué mis pies en el borde de la ladera,sin siquiera pararme a pensar la altura que me separaba de una caída fulminante.Las luces amarillas y blancas de los edificios,las torres de colores y esa colina de en frente que parecía imitar a una crucero atracando en el puerto,que por cierto,también se veía desde allí arriba,elevaron mi alma sobre toda la ciudad.
Cada vez que pienso en aquel momento vuelve a mi esa sensación de libertad.
A partir de aquel día,además de haberme enamorado perdidamente de la ciudad,no volví a sentir,ni por un solo instante,ese vértigo que me inundaba contigo,incluso cuando estaba al ras del suelo.